Razones que esgrimen las empresas para no contratar a un community manager
por Redacción
en Noticias del sector
El boom de las redes sociales ha provocado una gran demanda sobre una profesión que se ha tenido que crear a marchas forzadas. En este escenario nos encontramos con gente muy formada y otra que se ha limitado a asistir a un par de jornadas o cursos y cree que con eso ya puede decir que es un experto en social media. Entre tanto humo es a veces muy complicado para las empresas descubrir quién es un profesional y tras una mala experiencia les puede llevar a desconfiar ante cualquier community manager.
Al ser un sector tan nuevo, las marcas aún no tienen claro si necesitan incorporar a este perfil en su estructura. Unas dudas que nacen del desconocimiento, porque si no entienden la labor de un community manager, cuáles son sus tareas, qué puede llegar a conseguir y cómo se mide su eficacia muy difícilmente podrán valorar su esfuerzo y respetarlo. La labor de un experto en social media se centra en la creación y gestión de una comunidad online. Él es la voz de la compañía en las redes y por lo tanto todo lo que haga debe ir en línea al resto mensajes que la empresa lance en el territorio offline, pero en ningún caso este profesional tiene por objetivo aumentar las ventas de la marca. Aunque es evidente que al conseguir aumentar su visibilidad y notoriedad se incrementen los beneficios del negocio.
Otro problema a destacar es que no existe una titulación acordada para fijar quién es y quién no es community manager. Actualmente en el mercado encontramos cientos de programas, masters y cursos online de lo más variado, lo que dificulta que la empresa tenga claro quién sirve y quién no. Eso sin contar que lo primero que preguntan las marcas es por los resultados y en social media no hay fórmulas mágicas que funcionen de hoy para mañana y que puedan medir si la inversión ha valido la pena.
Argumentos
En Agenciasdecomunicacion.org nos solemos encontrar con empresas que dicen buscar un community manager pero que después te esgrimen los mismos motivos para no llevar a cabo la contratación. Por ejemplo, creen que cualquier persona que sepa usar Facebook o Twitter puede encargarse de sus perfiles corporativos. Un razonamiento que acaba dejando esta gestión en manos de hijos o sobrinos, que le dedican un tiempo residual a esta tarea y además sin un planteamiento o estrategia previa.
Un problema que se agrava cuándo se le pide al becario que sea convierta en community manager, sin entender que se está dejando la reputación de la empresa en manos de quién menos la conoce. Además estamos ante un perfil que en unos meses abandonará la compañía sin que haya habido tiempo de ver y valorar su trabajo, por lo que la empresa acabará pensando que no vale la pena invertir en social media.
También existen marcas que lo único que buscan en las redes sociales es tener un nuevo escaparate para sus productos, con eso ya están contentos aunque luego se preguntan porque sólo ganan seguidores cuando hacen promociones pero luego desaparecen por arte de magia.
Y por último no podemos olvidar que un community manager tiene que estar en constante contacto con todos los departamentos de la empresa, sobre todo con los de marketing, ventas y comunicación. No puede vivir en una burbuja, dando la espalda a las novedades de la empresa pero a muchas compañías les cuesta mantener este flujo informativo activo, les supone un esfuerzo y una inversión de tiempo que no quieren asumir porque saben que de entrada no les dará beneficios.