Marcas digitales y marcas que fingen serlo

icon-908163_960_720Las empresas siempre buscan ensalzar sus rasgos positivos e incluso a veces los exageran en busca de un acercamiento con su público, sin entender que el cliente al descubrir la verdad (porque las mentiras tienen unas patas muy cortas) se siente engañado y frustrado, lo que le llevará a alejarse de la marca y a no hablar bien de ella. Este argumento para muchos puede ser muy obvio pero, día tras día, en Agenciasdecomunicacion.org nos encontramos con compañías que fingen ser lo que no son y lo peor no se dan cuenta de cómo eso afecta a su reputación.

 

 
Si defendemos a capa y espada que para nosotros lo más importante son los consumidores, que nuestra máxima es conocer qué necesitan y buscan, lo que no podemos hacer luego es darles la espalda en las redes sociales. De nada sirve venderse como una marca digital si luego no se escucha a los usuarios, no se comparte contenidos con ellos, ni se preocupa de responder sus preguntas. En social media las apariencias no cuentan sino van de la mano de acciones coherentes.

 

 
Y este tipo de actitud no se limita sólo a las pequeñas empresas, existen compañías de tamaños muy diversos con una web corporativa maravillosa en la que incluyen hasta cinco o seis iconos de redes sociales y luego no están activos ni la mitad o, en muchos casos, están operativos pero totalmente abandonados o, siendo generosos, aportando sólo una publicación al mes.

 

 
Esto acostumbra a ocurrir cuando una empresa se lanza al territorio social media sin una estrategia o formación previa. Cogen esta nueva actividad con muchas ganas y energía pero cuando comprueban el grado de dedicación que les exige acaban relegándolas a un segundo o tercer plano. Para evitarlo la única solución es contar con un community manager o una agencia de comunicación que se encargue de gestionar estos perfiles de forma eficaz, cree una comunidad y evite la pérdida de seguidores.

 

 
Lo malo es que para llegar a esta solución primero las compañías tienen que entender que se están equivocando, ya que la mayoría dirán que no es necesario invertir en las redes sociales porque tampoco les sirven para vender más. Error importantísimo: estas herramientas no sirven para que la marca ingrese más, aunque es obvio que si aumenta el número de clientes interesados por ella su negocio crecerá. El principal objetivo de una red social es crear una comunidad en la que interaccionar con los consumidores. Además si no se realiza una buena gestión ¿cómo esperan que les redes sociales les sean útiles?

 

 
Por otro lado, los usuarios son muy críticos y no perdonan las mentiras, por lo que ante un enfado con una empresa pueden empezar a verter comentarios negativos sobre ella en la red y si la compañía no tiene recursos para detectarlos y seguirlos, muy difícilmente podrá ponerles fin antes de que se hayan hecho viral. Demostrando así que en lo que respecta a los social media anda pez.

 

 
La red ha permitido que el mercado sea mucho más democrático y que cualquier empresa pueda tener su espacio sin tener que hacer grandes inversiones. Se trata de una gran oportunidad para que las compañías se comuniquen con su público de tú a tú de una forma mucho más sencilla, pero esta visibilidad también se puede convertir en una trampa para aquellas firmas que no hagan bien las cosas.

 

 
Las marcas no pueden presumir de lo que no son, no pueden decir que están en las redes sociales y que su última publicación sea de hace un año o que ni tan siquiera tengan una foto de perfil más allá que la del huevo de Twitter. Si eres una marca digital perfecto, grítalo a los cuatro vientos, sino mejor que no vendas gato por liebre.

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