¿Hipoteca inversa o nuda propiedad? Cómo sacar más rentabilidad a la vivienda tras la jubilación
Tradicionalmente, los españoles han ahorrado invirtiendo en la compra de vivienda. De hecho, más del 80% tiene su hogar en propiedad. Esto supone que el ahorro acumulado de los mayores de 65 años en vivienda es seis veces superior al de todos los planes de pensiones privados. El nicho de mercado para la banca en enorme y por eso está relanzando la hipoteca inversa. Pero, ¿compensa a los jubilados acogerse a esta fórmula crediticia para completar su pensión?
Según explica Eduardo Molet, consultor inmobiliario de entidades financieras españolas y extranjeras, y fundador de Red Expertos Inmobiliarios y del instituto de formación inmobiliaria IFEM, la fórmula que más compensa es la de la venta de la nuda propiedad. “Tiene una gran desventaja, que es la pérdida de la propiedad, pero que se compensa con los beneficios que se obtienen: puedes seguir viviendo en ella el resto de tu vida y recibir mucho dinero por su venta de forma anticipada”.
Durante años, se ha considerado que la propiedad de la vivienda es la principal inversión de los españoles, para la que han destinado la mayor parte de sus ahorros. Con la jubilación debería llegar el momento de recuperar esta inversión y disfrutar de ella. Muchos no lo hacen porque quieren dejar herencia a sus descendientes, pero la realidad es que se debería inculcar más en los mayores la idea de “desahorrar”. En este aspecto, hay diferentes opciones y conocerlas ayudará a decidir cuál es la mejor de ellas. Estamos hablando de hipoteca inversa y nuda propiedad, entre otras.
Hipoteca inversa vitalicia
Ofrece liquidez extra mensual de por vida y se utiliza la vivienda como garantía hipotecaria. Se puede recibir un importe único al inicio, una mensualidad, o una combinación de ambos.
Ventajas: no se pierde la propiedad de la vivienda y el banco no puede reclamar el dinero del crédito mientras el beneficiario viva. Es un producto incentivado fiscalmente: la renta mensual está exenta de tributación los primeros años y posteriormente se integra en el IRPF con reducciones fiscales importantes.
Desventajas: la cantidad mensual que se recibe suele ser pequeña, ya que tasan el valor de las viviendas a la baja (como mucho, un 70% de su valor en el mercado), y muchas veces no soluciona los problemas de liquidez de los mayores, que no acaban de complementar la pensión como desearían. Además, a los 12 meses del fallecimiento del titular, los herederos deben devolver todo el dinero del crédito con un tipo de interés normalmente alto (6% más gastos). Para poder hacerlo, se ven obligados a vender la casa o pedir un préstamo, o pierden la vivienda heredada.
Así, para que esta opción sea rentable, la vivienda sobre la que se ofrece esta hipoteca tiene que ubicarse en zonas de rentas medias y altas y por una tasación mínima de 200.000 euros.
Nuda propiedad
El pleno dominio de una vivienda es lo que tenemos todos los propietarios. Es la suma de dos derechos: derecho a la nuda propiedad y derecho al usufructo. Si vendemos solo el derecho a la nuda propiedad, nos queda el de usufructo, del que seguimos siendo propietarios y que nos permite usar y disfrutar de la vivienda de por vida. Por este sistema, se vende solo una parte de la vivienda, obteniendo una cantidad importante de dinero de una sola vez (la media se sitúa en los 150 mil euros), y mantenemos el usufructo vitalicio. A mayor edad de la persona, mayor importe de la nuda propiedad.
Ventajas de la nuda propiedad para el vendedor o persona mayor: nuestros mayores manifiestan en su gran mayoría que quieren continuar viviendo y disfrutando en su casa hasta su fallecimiento, incluso si son muy mayores y requieren de una asistencia domiciliaria o son dependientes. Así, la principal ventaja es que pueden seguir usando la propiedad y recibir el dinero de la venta al instante y de una sola vez, y todo queda escriturado ante notario. El vendedor garantiza el uso y disfrute de su vivienda para siempre.
Ventajas para el comprador o inversor de nuda propiedad: adquiere la propiedad de una vivienda a muy bajo precio, pero la vivienda, durante los años que vive el usufructuario, va aumentando de valor, siendo una inversión muy rentable. A medio o largo plazo se encuentra con el pleno dominio de una vivienda por la que pagó muy poco hace años. O simplemente aspira a un piso de unas determinadas características que no podría comprar al precio actual de mercado, pero que, con este método, sí lo puede conseguir a futuro. En definitiva, es una inversión que no tiene riesgo y que, además, tiene una dimensión social, pues ayuda a las personas mayores a solucionar problemas económicos.
Con esta venta, los gastos también serán menores para el vendedor, ya que pasaría a pagar solamente aquellos correspondientes a los consumos ordinarios de la vivienda (agua, electricidad, gas…), mientras que el inversor se haría cargo desde ese momento del IBI y las derramas extraordinarias de la vivienda.
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