Cinco aspectos clave a la hora de implementar la cultura del bienestar en una empresa
Conseguir el bienestar es clave no solo para que la productividad aumente, sino también para que el empleado se encuentre a gusto en su trabajo, se implique con la compañía y sea su mejor embajador de marca.
Esto, en un entorno como la pandemia por coronavirus que se extiende por todo el mundo y que amenaza la supervivencia de grandes empresas, pymes y profesionales, se torna clave y es que implantar la cultura del bienestar de forma transversal es el principal catalizador para poder seguir cosechando resultados.
El nuevo liderazgo personal y profesional pasa porque las personas gestoras y directoras sean promotoras de la salud propia y del resto de su equipo. “El interés sobre cómo crear una cultura del bienestar está en auge. La clave para entender el concepto es comprender que la salud es un recurso para la vida, no un objetivo en sí. No debemos ver la salud cómo un índice de bienestar, sino la salud cómo una herramienta para llegar al bienestar”, explica Estel Mallorquí, directora y fundadora de Biwel.
El primer paso para crear una cultura del bienestar dentro de una empresa pasa por educar, empoderar y acompañar a las personas en la conquista de estilos de vida que generen salud y bienestar en sus comunidades personales y profesionales. En este sentido, los estilos de vida se nutren del entorno social, de una visión del mundo que implica un conjunto de patrones de conducta, de valores y creencias que nos ayudan a asumir un determinado rol en el aspecto social.
“En una cultura del bienestar, las influencias sociales pueden conducir a las personas a tener un comportamiento saludable, o no, en cada uno de los hábitos de salud: actividad física, alimentación, gestión emocional, hábitos tóxicos, descanso, salud general o educación financiera”, añade la directora de Biwel.
En este sentido, desde Biwel revisan estas influencias sociales y señalan cómo se pueden tener en cuenta a la hora de diseñar un plan de bienestar empresarial:
- Valores compartidos (prioridades): es importante establecer una conexión entre los beneficios del bienestar y los intereses y valores de la empresa. La cultura del bienestar impulsa a los empleados a tomar mejores decisiones consiguiendo los objetivos que se ha marcado la empresa.
- Normativas (la forma en cómo hacemos las cosas en la empresa): en una cultura del bienestar, el objetivo es cambiar o adaptar las normas consiguiendo que los trabajadores tengan comportamientos saludables y, a la vez, apoyar o desarrollar normas que apoyen prácticas saludables.
- Procedimientos culturales (las políticas formales e informales): una cultura del bienestar coge fuerza cuando las políticas están alineadas y ayudan a los empleados a seguir un comportamiento saludable. Gracias a esta influencia positiva se consigue un mayor compromiso, satisfacción y atracción del talento.
- Programas de salud y bienestar (apoyo en mejorar la salud y bienestar de las personas): facilitar entornos saludables, servicios y eventos formativos puntuales o continuos (workshops, PAE…), un portal de bienestar como canal de comunicación… No sólo destinado al trabajador, sino también a mejorar el bienestar de sus familias, sus amigos y cultivar las relaciones entre los compañeros de trabajo.
- Clima (cohesión social): una cultura del bienestar puede ayudar a construir un clima laboral positivo mediante la adopción de enfoques que se centren más en las fortalezas que en los riesgos, que conecten con la misión de la organización y ofrezcan a las personas oportunidades para ayudar a sus compañeros.
“Crear una cultura del bienestar requiere tiempo, esfuerzo, estar abierto al feedback constructivo de los empleados y construir una metodología de mejora continua año tras año. Cada uno de los programas de salud y bienestar implementados es importante que esté alineado con todos los aspectos de la cultura de la empresa, que sea coherente y crezca año a año con el cambio cultural”, señala Estel Mallorquí.
El capital humano es el principal activo de la empresa, responsable de su crecimiento, y debemos cuidarlo creando empresas más saludables, seguras, productivas, humanas, competitivas y sostenibles. Personas más comprometidas, felices y saludables generan empresas saludables y rentables.
Durante esta situación de COVID19 es el momento de plantear una gestión post-confinamiento coherente con nuestra cultura y con la seguridad y salud de nuestros empleados. Digitalizar la salud puede ayudar a obtener información veraz importante para una gestión empresarial más eficaz.