Los componentes electrónicos para la automoción, el nuevo ‘niño bonito’ de los fondos de inversión

La industria automotriz europea, que representa el 6,1% del empleo total del Viejo Continente y el 7% del PIB de la Unión Europea (UE), se enfrenta a una revolución digital en el siglo XXI en la forma del vehículo conectado y autónomo. Con la integración de los componentes de Internet de las cosas (IoT) en los vehículos, se prevé que éstos pueden comunicarse entre sí, con la infraestructura circundante y con otros conductores.

“De forma gradual las tecnologías de IoT para vehículos conectados y autónomos, combinados con la evolución de la Inteligencia Artificial y las redes de comunicación, apoyaran la conducción asistida (dirección, aceleración y soporte de frenado), luego se prevé que llegará la automatización condicional seguida por una alta automatización y, finalmente, una automatización completa cuando el sistema será capaz de conducir el vehículo en todas las condiciones y sin necesidad de conductor”, señala Igor Ochoa, CEO de Dipcom Corporate.

En este escenario, los fondos de inversión están pisando el acelerador para posicionarse en esta industria y en un nicho específico: la fabricación de componentes electrónicos y su aplicación en la automoción. Esto ha hecho que el negocio de la automoción en España, que representa el 10% del PIB, ha despertado el interés de los fondos de capital riesgo y se han cerrado varias operaciones.

“En los últimos procesos que hemos gestionado hemos visto apetito nacional por parte del inversor en el sector de automoción, concretamente en el sector electrónico y especialmente en el segmento de los componentes, donde el actor principal es la integración de los componentes de Internet de las cosas (IoT) en los vehículos. Esto le convierte en un segmento más resiliente y rentable que otros ámbitos de inversión ante la perspectiva macro del sector auto”, apunta Igor Ochoa.

Dipcom Corporate destaca que, más que invertir en el sector en general, los inversores se busca la entrada en nichos de mercado con un perfil de margen y posición en la cadena de valor. Estas inversiones destinadas al sector de los componentes electrónicos y la automoción, que en las próximas décadas vivirá su propia reconversión industrial hacia un horizonte menos contaminante y una automatización completa, hace que se los fondos y las grandes compañías también estén invirtiendo en startups mirando al futuro y contribuyendo así a engrandecer la industria automovilística.

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