La escasez de lluvias y el riesgo de desertificación, el verdadero desafío para España
La escasez de agua, un desafío persistente, se encuentra en una encrucijada crítica en la actualidad. El cambio climático y el aumento en la demanda y consumo de agua están intensificando este problema, afectando a todas las regiones del mundo de manera diversa y significativa. En este escenario, la crisis del agua, en términos de un potencial aumento del estrés hídrico de muchas regiones del planeta, debe ser considerado un riesgo prioritario.
“La escasez de agua ha sido históricamente un desafío, pero la combinación de factores como el cambio climático y el creciente consumo de agua está intensificando la gravedad de esta problemática. Las fuentes de agua dulce, esenciales para la vida humana y la salud de los ecosistemas, se encuentran bajo una presión sin precedentes”, explica Sergi Simón, coordinador del Área de Riesgos de EALDE Business School.
Al respecto, Inés García-Pintos, profesora del Máster en Sostenibilidad de la escuela de negocios, añade que “la pluviosidad es cada vez, no solo más escasa, sino más impredecible. Por ello, en mi opinión, el riesgo más apremiante se deriva de la vulnerabilidad que se genera el depender de un recurso que, no solo es escaso, sino poco estable en cuanto a su oferta”.
El objetivo 6 de la Agenda 2030, clave en la crisis hídrica
Esta crisis hídrica global requiere una respuesta concertada y la adopción de estrategias adaptables a las distintas realidades climáticas y geográficas. En este contexto crítico, el Objetivo de Desarrollo Sostenible 6 (ODS 6) emerge como un faro de esperanza. Establecido por las Naciones Unidas en la Agenda 2030, el ODS 6 tiene como objetivo garantizar la disponibilidad y gestión sostenible del agua y el saneamiento para todos. Entre sus metas concretas se incluyen el acceso equitativo al agua potable, la mejora de la calidad del agua, la implementación de prácticas sostenibles de gestión hídrica y el tratamiento adecuado de las aguas residuales.
Este marco global proporciona directrices esenciales para abordar la escasez de agua desde una perspectiva integral y sostenible. Sergi Simón explica que “España, al enfrentarse a los desafíos de la escasez de agua, se destaca por su vulnerabilidad. Su clima variado y la dependencia de sectores clave como la agricultura, la ganadería y el turismo aumentan su exposición. La sobreexplotación de recursos hídricos para el riego agrícola, la demanda de agua en la cría de ganado y las necesidades del turismo, especialmente en regiones áridas, resaltan la urgencia de abordar la gestión del agua en el país”. Cabe destacar que el agua no es solo necesaria para el consumo humano o el de la agricultura y, por tanto, la industria alimenticia. Más de dos tercios del agua consumida se dedica a la producción industrial, la refrigeración de infraestructuras, etc.
España debe reconocer que es un país con estrés hídrico
Inés García-Pintos apunta que, para abordar la crisis del agua, “España debe reconocer que es un país con estrés hídrico y, por tanto, su agricultura tiene que ser principalmente de secano y no de regadío; además, debe mejorar los sistemas de canalización de agua y evitar las pérdidas, fugas e ineficiencias que hacen que se pierda el 30% del agua canalizada para consumo; así como abordar de manera decidida el desarrollo de plantas desalinizadoras, sistemas de monitoreo y gestión eficiente del agua de manera más centralizada”.
Si no se implementan soluciones concretas, el futuro en términos de escasez de agua se torna sombrío. Desde EALDE Business School sostienen que “es imperativo que España adopte medidas para mejorar la eficiencia en el uso del agua, promover la recuperación de aguas residuales y desarrollar planes integrales nacionales para la gestión de recursos hídricos”.
La eficiencia en el uso del agua, la implementación de tecnologías sostenibles y la recuperación de aguas residuales son pasos cruciales para mitigar la escasez. Además, Sergi Simón mantiene que “la creación de planes integrales a nivel nacional que aborden la disponibilidad, distribución y sostenibilidad de los recursos hídricos se vuelve esencial para garantizar la resiliencia frente a los desafíos presentes y futuros”.
En definitiva, la escasez de agua, exacerbada por el cambio climático y la creciente demanda, es un problema global que requiere una acción inmediata y coordinada. “La implementación efectiva del ODS 6 y la adopción de medidas específicas, especialmente en regiones vulnerables como España, son cruciales para asegurar un futuro sostenible y equitativo en términos de acceso al agua para las generaciones venideras. El tiempo para la acción es ahora, y la colaboración global es la clave para enfrentar este desafío urgente”, explica la experta de la escuela de negocios especializadas en riesgos.