¿Por qué es importante tener mi web en diferentes idiomas?
En época de nuestros padres, y ya no digamos de nuestros abuelos, saber idiomas era un hecho excepcional. Pero en estos momentos, y pese a que el dominio de lenguas extranjeras no está suficientemente fomentado en España, es raro encontrar a una empresa que no hable una segunda lengua. La llegada del mundo online nos ha obligado a ampliar nuestras fronteras, ha colocado a las marcas en un mapa internacional y esto les ha obligado a dar y ofrecer sus servicios en inglés, como mínimo.
Gracias a internet podemos igual visitar una web de China como una de los Estados Unidos, pero para poder entender qué hacen y qué ofrecen necesitamos una lengua común. Y lo mismo les pasa a las marcas españolas: si quieren vender online necesitan contar con plataformas bilingües.
El ecommerce está creciendo de forma espectacular y todo parece indicar que la constante se mantendrá a lo largo de los próximos años. Repasemos cifras, según un informe reciente de la Ecommerce Foundation, se prevé que el valor de las ventas online crecerá este año hasta alcanzar los 2,77 mil millones de dólares en todo el mundo. Un dato más que destacado que nos lleva a pensar que el 2018 puede ser un año record para las ventas online.
¿Y quién no quiere quedarse con un trozo de este pastel? Para conseguirlo las marcas no deben olvidar en sus estrategias que viven en un mundo global movido por las conversaciones. Unas conversaciones que, al margen de redes sociales, foros y blogs, se empiezan a gestar en sus páginas web.
Contar con ofertas atractivas es importante, evidentemente también lo es ofrecer métodos de pago flexibles, seguros y variados, como también beneficia que el sistema de entrega de paquetes sea ágil y eficaz pero para que se puedan dar todos estos puntos primero hay que llegar al cliente y eso se logra facilitando la comunicación. Es decir contando con una oferta polilingüe.
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Las agencias de comunicación expertas en generar contenido subrayan la importancia de contar con una web bien traducida para mejorar la conversión de una ecommerce. No sirve tirar de Google Translator, ni de pedirle a nuestro vecino que sabe «algo» de inglés que nos ayude. Hay que ponerse en manos profesionales, aunque eso conlleve hacer una inversión. Porque hacer las cosas bien, ahorra tiempo y dinero.
Una vez tenemos claro que una traducción es una cosa seria, toca definir bien el mercado al que vamos a dirigirnos, ya que no podemos tener una web con 20 versiones diferentes, cada una en un idioma.
Otro punto importante es el alma de la traducción. No estamos hablando de hacer adaptaciones literales, sino de hacer redacciones cuidadas, evitando las frases hechas o expresiones que en una lengua pueden quedar muy bien y en otras, en cambio, pueden general malinterpretaciones.
A nivel de SEO, la web también deberá adaptarse a estas nuevas versiones. Al igual que la generación de contenidos y las acciones de inbound marketing. Y por la misma razón todos los canales de comunicación que facilite la empresa también deben poder ofrecerse en los idiomas que encontramos la web. Estamos hablando de las subscripciones a los mailings o newsletters, del departamento de atención al cliente, así como de la gestión de las redes sociales corporativas.
En resumen, el consumidor es multicanal y las empresas si quieren vender y acercarse a él tienen que crear estrategias de comunicación en varios idiomas.
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