La coherencia en la imagen de una marca es imprescindible para su comunicación
Los expertos en marketing definen la imagen de marca como la percepción que se forma en la mente de los consumidores sobre la identidad de una empresa y que viene dada tanto por representaciones cognitivas como afectivas. Cualquier estrategia de comunicación debe de tener este aspecto en cuenta, para poder descubrir las fortalezas y debilidades de una empresa y así poder diseñar un plan de comunicación efectivo. Se podría decir que hay 3 tipologías de imagen de marca, la percibida, es decir cómo la ven los clientes; la real, que es la que defiende y divulga la compañía; y la deseada, que es la que la marca busca transmitir.
Para evitar que la imagen percibida no esté totalmente alejada de la real y la deseada, las compañías deben revisar sus conceptos y de forma regular ir testeando el mercado para ver si la percepción ha cambiado y por qué, puesto que la más mínima modificación puede acabar afectando a su posicionamiento. En este sentido es imprescindibles que las empresas pongan el foco en el consumidor, dejen de obsesionarse por lanzar mensajes promocionales y escuchen lo que el cliente les tiene qué decir.
Los social media han supuesto un revulsivo para las relaciones entre marcas y consumidores, ya que ahora es mucho más fácil obtener respuestas, descubrir qué gusta y qué no y solucionar malinterpretaciones. Algo que obliga a las compañías a dejar de mirarse el ombligo y empezar a escuchar. Para las agencias de comunicación es importante que las empresas entiendan que ahora la comunicación es onmicanal y bidireccional y a ella tienen que adaptar sus acciones.
La empatía y la primera mirada
Para que un producto o servicio tenga éxito es imprescindible que exista empatía. La marca tiene que adoptar una actitud activa y preguntar para poder averiguar qué espera el cliente de ella y para eso tiene que aprender a ponerse en su lugar, sólo así entenderá sus miedos y necesidades.
Las primeras impresiones también son muy importantes, nos guste o no muchas de las decisiones que tomamos a lo largo del día no son 100% meditadas y son fruto de nuestra parte más visceral. Y es que la imagen visual – no hablamos sólo del logo, sino de todos los componentes gráficos que rodean a una marca- tiene un gran poder de influencia y puede despertar sentimientos en el consumidor: agrado, rechazo, desconfianza, seguridad, etc. Esto se debe a que las imágenes relacionan conceptos e ideas que las personas tenemos interiorizados y que muchas veces varían en función de la edad, el sexo o la nacionalidad de la persona.
Precisamente la comunicación y el marketing trabajan sobre estas emociones para atraer la atención y la fidelidad de su público objetivo. De ahí la importancia de que una marca cuente con una buena y coherente definición visual si quiere hacerse un hueco en el mercado y marcar distancias con los competidores. Porque si una empresa no sabe transmitir sus valores, perderá la oportunidad de captar a sus clientes potenciales.