Claves en la alimentación de los mayores ante la ola de calor
por Redacción
en Comunicados de Prensa
Desde Lepant Residencial se dan las claves de cómo equilibrar la dieta en la tercera edad para conseguir mantener el organismo
Tal y como se destaca en estos días desde las autoridades sanitarias con motivo de la ola de calor, las personas mayores son uno de los grupos de población más vulnerable a sufrir deshidratación. Esto se debe a dos motivos. Por un lado, las altas temperaturas favorecen la pérdida de líquidos y, por otro lado se encuentra, el desconocimiento general que existe en los mayores de la importancia de aumentar la ingesta de líquidos y de cómo pueden hacerlo de una forma natural y sin forzar al organismo.
“En los meses de verano, las necesidades de hidratación se pueden duplicar, por ello es necesario prestar atención a la alimentación y realizar pequeños ajustes respecto a la dieta del resto del año, ya que por el incremento de la temperatura ambiente, precisan un mayor aporte energético y de nutrientes”, comenta Sandra Fuentes, educadora social de Lepant Residencial.
Cambio de dieta
Su alimentación ha de ser más rica en vitaminas, sales minerales, fibra, y sobre todo en líquidos (agua). Hay que vigilar la alimentación de las personas mayores especialmente en verano para evitar su desnutrición y deshidratación, comentan los especialistas de Lepant Residencial. Principalmente hay que consumir platos ligeros, refrescantes y fáciles de digerir, que cubran los requerimientos energéticos del organismo. El mayor debe beber y comer, ya que, en caso contrario se puede encontrar con un cuadro de desnutrición.
Aguas, zumos e infusiones
El agua es la bebida más aconsejada en verano, la cantidad recomendada diaria es de un mínimo 1,5 litros. Otras bebidas como los zumos de frutas naturales o las infusiones pueden sustituir la cantidad recomendada de agua. “Aunque la persona mayor no lo solicite es importante ofrecerle la hidratación más frecuentemente y en espacios más cortos de tiempo”, apunta la experta Sandra Fuentes.
Frutas, verduras, hortalizas y proteínas
Otros alimentos que ayudan a aportar el resto de líquidos necesarios para el organismo son aquellos con alto contenido de agua, como frutas y verduras. Las frutas más recomendadas son la sandía y el melón, entre las hortalizas también encontramos opciones ricas en agua y fibra. En este caso, es recomendable ingerirlas crudas ya que, de esta forma, conservan todos sus nutrientes, y aportan la cantidad de agua natural necesaria para una buena hidratación. Si se prefieren cocidas, es mejor prepararlas a la plancha, al vapor o hervidas, pudiendo beber el caldo obtenido de la cocción. En los segundos platos se puede tomar pollo o pavo, pescado, preferiblemente azul, y preparados a la plancha o cocidos o huevos. “Se deben evitar los alimentos muy calóricos, especialmente los ricos en grasas saturadas como las carnes grasas, los embutidos, los quesos curados y la leche entera y se han de evitar las preparaciones suculentas y contundentes”, comentan desde Lepant Residencial.
Por otro lado, es importante prestar atención al riesgo de intoxicaciones alimentarias, por ello es importante consumir los alimentos bien conservados, envasados o cocinados y utilizar huevo pasteurizado siempre que sea posible. Siguiendo todos estos consejos se logrará una dieta variada, equilibrada y saludable, tanto en el aporte de energía como de nutrientes.
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