Depresión post-vacacional, ¿también en nuestras mascotas?
Cómo detectarla y qué medidas tomar
- Las alteraciones fisiológicas, como la inapetencia, y los cambios de estado de ánimo alertan de estas contrariedades
- Es necesario retomar la normalidad de forma pausada y reducir la dependencia del animal hacia su dueño
Las vacaciones son una época de relax y diversión, no solo para los humanos, también para nuestras mascotas. Durante este período disfrutamos de más tiempo libre para organizar planes de ocio que, en muchos casos, incluyen a nuestros mejores amigos. Largos paseos, excursiones por la naturaleza e interminables sesiones de juego se convierten en la nueva rutina de los animales. Por este motivo, no es de extrañar que se vean afectados por la vuelta al trabajo de sus dueños quienes, de forma repentina, dejan de pasar tanto tiempo con ellos.
Los animales no son capaces de procesar la diferencia entre períodos de trabajo y vacacional, por lo que la vuelta a casa puede resultarles dura y confusa. Los expertos de AnimalClan, comunidad de amantes de los animales y tienda online, exponen varios consejos para reconocer y tratar este tipo de situación, que puede hacer aún más complicada la vuelta a las obligaciones tras las vacaciones.
SÍNTOMAS DE LA DEPRESIÓN EN NUESTRAS MASCOTAS
Las alteraciones más características de la depresión en nuestras mascotas son en su estado de ánimo general. Apreciaremos decaimiento, apatía e incluso pérdida de interés por actividades con las que antes disfrutaba. Alteraciones fisiológicas como la inapetencia o problemas de control de esfínteres son un síntoma común en este tipo de situaciones. Pueden manifestarse conductas destructivas, hiperactividad o movimientos repetitivos en un intento por aliviar el estrés. También pueden darse casos de fuga del hogar si nuestra mascota se aburre por la falta repentina de acción.
Es posible que reclame atención con insistencia e incluso padezca ansiedad por separación cuando su dueño se ausenta. Los animales que padecen este trastorno son incapaces de permanecer solos durante largos períodos de tiempo. Esto se manifiesta con gemidos, llantos, nerviosismo y un alto nivel de estrés. La ansiedad por separación puede llegar a ser un grave problema de salud y es conveniente consultar al veterinario, quien nos orientará sobre el tratamiento más adecuado.
¿CÓMO PODEMOS ACTUAR?
Lo ideal para evitar un cambio de rutina drástico es introducir los nuevos hábitos de forma periódica. Es recomendable regresar un poco antes para empezar a habituar a nuestra mascota modificando sus horarios y actividades diarias. Si no nos es posible, la paciencia y el afecto serán fundamentales para ayudarle a adaptarse su antigua rutina.
El objetivo es reducir la cantidad de tiempo que nos demanda nuestra mascota, pero desde AnimalClan señalan que no es buena idea hacerlo de pronto. Aunque en menor medida, debemos continuar planificando paseos y juegos, disminuyendo la duración de las sesiones hasta alcanzar su horario definitivo. De esta forma lograremos que no se sienta abandonado por el cambio brusco de atención. Distribuyendo la ración de alimento de nuestro animal en varias tomas al día podemos ayudar a reducir la ansiedad producida por tener más tiempo desocupado.
Para las mascotas amantes del agua una buena idea puede ser un baño relajante acompañado de un buen masaje. Si las vacaciones han sido en la playa puede ser una buena forma de tratar el pelo y la piel para sanearlos y rehidratarlos tras la exposición a la sal y la arena.
No debemos olvidar que la aparición de cualquiera de los síntomas anteriormente mencionados puede tener diversas causas. Por ejemplo, los cambios conductuales pueden ser debidos a problemas diversos como afecciones neuronales. La inmovilidad y decaimiento bien pueden estar causados por daños musculares y la falta de apetito por dolencias digestivas. Es muy importante no arriesgarse a emitir un diagnóstico por nosotros mismos y acudir al veterinario si los síntomas no mejoran en un período razonable o se agravan.
MI MASCOTA SE QUEDA EN CASA
Este es el caso, por ejemplo, de la mayoría de los felinos. Muy celosos de su territorio y rutina, los gatos no suelen apreciar los cambios de entorno. Además, son animales extremadamente sensibles que pueden llegar a sufrir cuadros de ansiedad al verse expuestos a todo el estrés propio de un viaje. Los perros son más adaptables aunque algunos especialmente delicados también pueden verse afectados por este problema, tanto a nivel físico como psicológico. Es muy habitual en perros que no toleran bien los viajes en coche, pues les provocan malestar físico y también angustia al anticipar una experiencia negativa.
Si valoramos que no le compensará el estrés generado por el cambio de entorno y hábitos es posible que hayamos escogido alternativas como dejar a nuestra mascota al cuidado de una persona de confianza o en una residencia. Debemos tener en cuenta que, aunque en menor medida, la rutina de nuestra mascota también puede variar en estos casos. Los cambios en los horarios de alimentación y paseo habituales o pasar largos períodos de tiempo solo pueden afectar a nuestro amigo. Paciencia y afecto son de nuevo las claves para enfrentarse otra vez a la rutina diaria.
Más información sobre animalCLAN en: animalclan