El interés por la formación en yoga se dispara en España
Practicar yoga ofrece una cantidad innumerable de beneficios que, a estas alturas, todos conocemos. Es una disciplina física y mental milenaria de origen indio basada en posturas que se realizan en armonía con la respiración y que favorece la salud, equilibra la mente y fomenta la concentración, aumentando la tranquilidad y la serenidad.
Sin embargo, lo que probablemente nunca nos hayamos planteado es cómo esta disciplina puede ayudarnos a convertir una pasión en una profesión, a través de la formación como profesores. Los que si se lo han planteado son los practicantes de yoga de nuestro país, que han hecho que la demanda de este tipo de formaciones se ha disparado en el último año y es que, con más de 5.616.000 personas practicando yoga semanalmente en España (lo que equivale al 12% de la población), es evidente que la industria del yoga está en auge.
Un hecho que no es asombroso para Lucía Liencres, yogui y fundadora de THE CLASS YOGA: “No es sorprendente que tanta gente quiera convertirse en instructor de yoga. Es posible que, tras practicarlo y notar lo bien que nos hemos sentido, o bien ser testigos de cómo el yoga ha mejorado nuestra vida y potencialmente nos haya salvado del estrés, aparezca en nuestra mente el pensamiento: ¿Cómo puedo compartir eso con otras personas? ¿Cómo puedo convertirme en profesor de yoga?”.
Lucía Liencres mantiene que “es una historia que he escuchado innumerables veces entre mis alumnos y que he vivido en primera persona. Cuando uno se da cuenta del profundo impacto que el yoga puede tener en nuestras vidas, no es raro sentir el deseo de profundizar más y querer convertirse en instructor de yoga para compartir estos beneficios con los demás”.
Lo cierto es que todos queremos marcar la diferencia y ayudar a los demás, pero no todos sabemos cómo. Pero, ¿cómo hacerlo? Los expertos coinciden en que la organización de referencia es Yoga Alliance, que nació hace 20 años en Estados Unidos con la intención de crear un apoyo efectivo para los mínimos de la preparación que alguien debe tener para enseñar yoga.
La fundadora de THE CLASS YOGA precisan que “para ser instructora, no es obligatorio estar registrado en el Yoga Alliance, pero, al ser la organización más estructurada y reconocida a nivel mundial, lo mejor es que tanto si eres profesor como si eres escuela, hagas el proceso necesario de reconocimiento y te registres también. Siempre ha sido una gran referencia para todos los yoguis a nivel internacional y su criterio de enseñanza, siempre ha sido un modelo a seguir por parte de todas las escuelas y formadores”.
Lucía Liencres apunta que “a nivel internacional se han estandarizado los certificados de formación de yoga con 200h, 300h y 500h, pero es importante avanzar poco a poco. Nosotros recomendamos 10 horas semanales durante 5 meses, para adquirir todos los conocimientos y ejecutar las prácticas, haciéndolo 100% flexible, sin horarios”.
Para la yogui y fundadora de THE CLASS YOGA, es importante contar con un buen staff: “El curso de formación de instructoras de yoga recopila un conocimiento amplio que requiere a varios profesores y expertos para que sea completo (anatomía, filosofía, pedagogía, práctica y asanas, etc.), por lo que es importante tenerlo en cuenta a la hora de elegir escuela”. Además, es interesante una tutorización de la formación, ya sea online o presencial.
Sin embargo, un certificado de formación no nos convierte en profesor de yoga. “Lo cierto es que se necesitan decenas de horas de práctica para sentirnos cómodos, para poder llevar la teoría a la práctica, creando conexión y mejorando el propio estilo de enseñanza”, matiza Lucía Liencres. El yoga primero se vive y luego se enseña.