De empleado a fan de la empresa
Que las crisis económicas cambian profundamente las relaciones laborales entre empresas y empleados es una evidencia, pero la reactivación de la economía también lo hace. Si en época de recesión se le pide al trabajador más compromiso y confianza, en ocasiones fe ciega, y afrontar una mayor presión y exigencia, cuando la economía se reactiva las tornas cambian: el empleado recupera esa cuota de poder que había perdido. Ha redoblado sus esfuerzos y ha acompañado a la organización para salir de la crisis y conseguir un objetivo tan difícil como sobrevivir a ella, y ahora hay que demostrarle que su esfuerzo se valora.
Según explica Carme Castro, coach y socia de Kainova, “muchas empresas no entienden que los trabajadores, especialmente los que tienen entre 25 y 40 años, ya no buscan únicamente en su trabajo el medio de cubrir sus necesidades económicas básicas. Quieren algo más: realización personal, desarrollar sus inquietudes profesionales, encontrar la motivación que les permita explotar todas sus aptitudes y talento. Ya no se conforman con un sueldo, un horario o un calendario de vacaciones. Quieren disfrutar y sentirse realizados en el desempeño de su actividad profesional”.
La sociedad está más conectada que nunca. En la época de las redes sociales y los ‘likes’ la empresa tiene que conseguir que sus empleados sean sus seguidores. Que pasen de ser trabajadores a fans. Y esto solo se consigue seduciéndoles. “Si no somos capaces de hacerlo, el principal activo de nuestra empresa, el talento de las personas que trabajan en ella, un día u otro nos abandonará”, añade Castro.
Por supuesto que un buen sueldo como reconocimiento de un buen trabajo es vital, pero los nuevos perfiles profesionales tienen un concepto integrado de trabajo y vida, por lo que las empresas deben favorecer esta integración. Esto puede hacerse facilitándoles esa integración, por ejemplo, con espacios de trabajo que cubran las distintas necesidades de las personas y equipos, con salas de creatividad, espacios de ocio y descanso que fomenten la sociabilidad, espacios office con alimentos sanos para recuperar energía y también socializar, o incluso para reuniones informales de trabajo; gimnasio, horario flexible que fomente la autonomía y responsabilidad, así como gestionar otras actividades externas al trabajo con facilidad, como participar en proyectos culturales, iniciativas sociales, entre otros. Estas iniciativas permiten humanizar las empresas, crear espacios de participación conjuntos entre empresa y empleado compartiendo aficiones, proyectos y valores. La compañía se integra en el entorno de sus trabajadores a todos los niveles. Y, además, crea marca. Una marca con la que el empleado querrá identificarse y de la que, sin duda, se hará fan.
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