En social media, el usuario ha desplazado al producto como epicentro de la comunicación
por Redacción
en Estrategias
Las redes sociales han puesto patas arriba la forma en que las marcas se acercaban a sus clientes potenciales. En un afán por aumentar sus ventas han saturado sus perfiles con promociones, descuentos y promesas de regalos que no sólo disgustan a los usuarios, sino que les podía llegar a posicionar de forma peyorativa como una marca low cost o como una firma que acostumbra a dar productos gratis.
Ante este escenario el consumidor online se ha vuelto altamente exigente, pese a que en muchos casos ha conseguido hacerse con un determinado producto o servicio a un coste cero o muy reducido. Esta actitud ha hecho que muchas marcas empiecen a coleccionar comentarios negativos que no entienden y que además no saben cómo parar o solucionar.
Esta situación es fruto de que muchas empresas se lanzaron al territorio social media con el objetivo de captar al mayor número de usuarios posible sin pararse a pensar en cómo les iba a repercutir. En Agenciasdecomunicacion.org tenemos claro que toda marca antes de iniciarse en este campo debe formar o contar con profesionales que les ayuden a crear una estrategia digital, pero sobre todo que les hagan ver que la cantidad de seguidores no es tan importante como que estos de verdad sean consumidores potenciales.
Aunque el sector ecommerce aún está dando sus primeros pasos en nuestro país, es necesario que las compañías entiendan que hasta que el comercio sea maduro deben velar porque sus acciones comunicativas tengan como eje central al usuario y no al producto. Hay que olvidarse de los anuncios que asaltan al consumidor a cada clic y apostar por estrategias que atraigan su atención, permitan conocerles más y les provoquen una reacción positiva, porque si hay algo que tiene un peso importante en social media son las recomendaciones y estas no son nada fáciles de conseguir.
Para que un usuario acabe recomendando a una marca, producto o servicio tiene que haber conseguido un alto grado de satisfacción, porque en el caso contrario no va a hacer el esfuerzo. Es más está demostrado que las personas tendemos a opinar más fácilmente sobre lo que no nos gusta que sobre lo que nos ha satisfecho. Aunque también es cierto que determinados productos son más «fáciles de recomendar» como hoteles, viajes, restaurantes, ya que nos recuerdan una experiencia positiva y feliz. Mientras que hablar de servicios que consumimos en nuestro día a día nos produce más pereza. Es en esta búsqueda de satisfacción en dónde las marcas deben centrar sus acciones comunicativas si quieren conseguir que los usuarios hablen de ellas.