¿Por qué es importante que una pyme invierta en Branding? (II)
Si ayer nos centrábamos a desgranar las ventajas que suponía para una pyme el apostar por una estrategia de marca personal, hoy queremos desarrollar nuestra narración entorno a aquellos errores más comunes que, por prisas, falta de formación o intuición cometen las empresas a la hora de ejecutar un branding correcto.
La equivocación más habitual dentro del mundo de la pequeña y la mediana empresa es la falta de tiempo. El querer poner en marcha el negocio lo antes posible para intentar compensar gastos suele llevar a una mala elección del nombre de la marca o de su logo. Las prisas nunca son buenas consejeras y pueden hacer que la empresa se acabe decantando por una denominación que no la representa ni llama la atención de sus futuros clientes.
Por otro lado hay que pensar siempre a futuro, por lo que si nos centramos en una marca que suena muy bien en un determinado sector pero a largo plazo queremos probar suerte en otros mercados deberemos asegurarnos que en estos nuestra denominación no tiene ninguna connotación peyorativa en ellos.
En segundo error a destacar sería el no tener claro qué nos diferencia de la competencia. Al no saberlo no se podrá destacar, por lo que la marca nunca acabará llamando la atención como quiere. Será una más, pero nunca única. Esto lleva a muchos negocios a ser réplicas de otros y a no aportar valor añadido lo que les obliga a diferenciarse a través del precio y no de la calidad.
Para poder evitar que esto suceda es importante que la compañía tenga claro sus puntos fuertes y débiles y centre su estrategia de branding en potenciar los positivos y esconder los negativos. Además actuando así a la empresa le será más fácil tener claro qué comunicar y cómo llegar a su audiencia. No se puede pretender salir a por todo el mercado, hay que marcarse un target e ir a por él con un plan de comunicación bajo el brazo.
El contar con este tipo de estrategias supone una inversión que muchas pymes no quieren hacer porque no entienden su verdadero valor. La imagen de una marca es su carta de presentación ante el mundo y no puede ser el resultado de la improvisación. No se trata de ir poniendo parches y actuar cuando lo hace la competencia, sino en mostrarse innovador, en ser pioner y que los consumidores los sepan.
Cada producto o servicio requerirá de una estrategia diferente en función de las necesidades del momento, de los objetivos de la empresa y de las demandas del mercado, por lo que no se pueden reciclar continuamente acciones pasadas en busca de los mismos resultados.
Y para finalizar no podemos olvidarnos del papel tan importante que juega la pasión en el branding, porque su principal pilar es el poder captar el por qué de casa negocio, conocer su historia y sus ambiciones. Si no existe un amplio conocimiento de la marca, en qué busca convertirse y a quién quiere enamorar muy difícilmente se podrá crear su imagen ideal.